Todo empezó cuando quedé embarazada la primera vez, año 2004, trabajaba de día estudiaba de noche, pesaba 63 kilos y mido 1.57 más, era tan fácil comprar ropa, por cierto me encantaba comprar ropa, zapatos, me maquillaba, perfumaba y me ponía adornos. Durante el año 2004 subí a 82 kilos. En enero de 2005 nació mi hija, recuerdo que al nacer bajé unos kilos, como 4 o 5, pero nunca volví a los 63 kilos.
Meses después en el año 2005, varias tías y primas conocieron un médico que hacía laserlipólisis, algo así como una liposucción con láser, o bueno eso era lo que le vendían a uno, después de la sedación ya no se sabe que le hacen.
Obviamente caí en la tentación, más aún cuando una tía se ofreció a prestarme los casi tres millones de pesos que valía el procedimiento, con el fin de aceptar de una vez.
Ingresé, me pasaron un vaso de agua, dos pastas y solo recuerdo que me quejaba y decía que no me hicieran nada más, terrible sensación de no poder evitar lo que molesta y duele, así medio sedada me hicieron la supuesta laserlipólisis. Los resultados se vieron, a los pocos días tenía 70 kilos y un cuerpo maltratado pero moldeado, después me enteré que el médico no era cirujano plástico, sólo general y que las condiciones en las que realiza los procedimientos son inadecuados.
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